sábado, 9 de enero de 2010

Entrada del primero de octubre de 2 mil 9


El día de hoy. Amanecí en lo de Prado. Miércoles en la noche: una poco de compañía para su proyecto. Amanecí. Vine a casa. Comí lentejas con arroz, es lo que tenía. En lo de Prado también había lentejas en el día de hoy. Había allí más de una libra de lentejas en remojo desde hacía más de tres días, o así. En mi casa las lentejas se cocinan sin remojar, a mi asistenta, de nombre cristiano Franci, le quedan deliciosas. Después de eso envié una hoja de vida, y de golpe me topé con uno de la universidad, al que le dije algo así como que quería ser parte del mundo y él me respondió que esa era la actitud, pero yo no le creí lo que decía. Compré El Espectador siguiendo mi nueva doctrina según la cual debo vivir áltamente informado. Antes me ví con Dumpa, visita de oficina. Me planteó una posibilidad, ligeramente ilegal por demás, de negocios en lo de las telecomunicaciones. Le dije que me gustaba el bochinche, que le hiciéramos. Ya no iba a ir a cine porque ví en el tabloide que ya no había función de la que me quería ver. Fuí a Florida, tenía hambre y necesitaba un chocolate caliente para el desasosiego. Me encontré con Dani y Melissa. Nos fuimos dizque a Disco Jaguar. La cicatería local de oficio, claramente. Entonces nos fuimos a otro concierto en Matic Matic. Gaita con música culta. Extraño pero interesante. Llegaron Pablo, Nico y Clare. El día que me ví con Pablo, le robaron su tarjeta de crédito en la Luis Ángel. Antes yo le había dicho Pablo no andes con tu pasaporte, no es recomendable. Concierto en la boîte. Después me fuí a dormir y es este mismo instante. En la casa de Dani había un cuadro de Carolina Andújar.

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