Bogotá, 11/11/09. Hace mucho tiempo que no escribo ni anoto nada. Es extraño cómo a partir de ahora este va a ser mi diario. ¿Qué tan dispuesto estoy a consignar todo lo que pienso? En fin. Eso no me debería de preocupar por ahora, ya veremos. ¿Qué hay para escribir, qué hay para escribir? Bueno, desde hace un tiempo tengo un trabajo. Eso es bueno, supongo. No, es bueno. Me lo consiguió Vivi, en la oficina de ella. Desde hace como un mes nos vemos todos los días. Ha estado muy bien. Parchamos, y por momentos cada uno está en lo suyo, y entonces no parchamos sino que hacemos lo que tenemos que hacer. Entrada del martes 4 de agosto de 2 mil 9. Valencia ha estado muy bonita anoche. Llegué ayer en la tarde hacia las 430 desde bcn. En la estación de trenes sólo había clase preferente así que me fui a la estación de buses. Caminé con Vivi por la ciudad y después llegamos de nuevo al piso en donde vive Juliana, en el centro de la ciudad. Es un apartamento gigante y siempre tiene las puertas abiertas para comunicarse con el apartamento contiguo. Todos son dizque artistas. Con Juliana sólo nos vemos de paseo, eso me parece un buen signo. El sábado hacia la una de la tarde llegamos mi hermano y yo a bcn desde Bogotá. En La boquería estábamos parchados esperando a que llegara Juanma en cicla. Qué alegría fue verlo. Nos fuimos a su piso y después a parchar por la ciudad en cicla. Antes habíamos llegado al aeropuerto y yo lo llamé y me puse a mamar gallo con el hombre por teléfono, y mi papá me decía que no me gastara la plata en pendejadas.
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