martes, 11 de diciembre de 2012

Bernardo Hoyos (1934-2012)

Soy un cada vez menos fiel oyente de la radio (porque me he vuelto más perezoso) pero sigo apegado, mal que no, a una emisora que, días pasados, perdió a su luz. Se trata de Bernardo Hoyos, el último, sino único, intelectual de los medios en todo el espectro del dial (aunque en los ochenta y noventa hizo también talk shows de gran acervo, calidad y sentido del humor).


Espero no estar hablando con pompa, pero cuando leí el obituario de Don Bernardo en El Espectador, me pareció a todas luces ridículo. Y es que si los medios no tienen ya escrito esa clase de artículos, porque es asunto serio (no se le hace a Don Bernardo un obituario de la noche a la mañana), salen cosas como esta: “… quien era una gran conocedor de varias áreas como la cultura (la negrilla es del original), la literatura y el cine”. No entiendo cómo lograron semejante esperpento de frase para el obituario de Bernardo Hoyos. Es como quien llega a un funeral y le increpa a los dolientes:  “¡Felicitaciones!”; es así de escandalosa la frase. “¿Bernardo Hoyos? Ah, sí. Él era un gran conocedor del área como de la cultura. Diga eso”. Y aún. Rematan la crema con esta cereza: Noticia en desarrollo.


No lo conocí personalmente (las únicas veces que lo ví fue a la salida de funciones bien sea de música o teatro, y una vez que coincidencialmente lo ví en un estanco de la calle diecinueve en Bogotá mientras él almorzaba, como a eso de las once y media de la mañana, quesos y embutidos con unas copas) pero lo seguí desde que lo ví por primera vez en “Esta es su vida”, un formato inexistente en la televisión colombiana para la época (después lo haría Gloria Valencia de Castaño en su propio estilo). Seguí siguiéndolo en el segmento de cine en televisión en “Cine Arte”, al alimón con Diana Rico. Y, por supuesto, en la HJUT 106.9 del fm.


Sin duda perdimos a un grande, pero como no hay muerte accidental, la gloria sea con aquel que no muere.

P. D.: Los de "El Espectador" tuvieron la decencia, sin mucho éxito, de corregir el primer párrafo al siguiente día por la mañana. 

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